Las sociedades médicas de Atención Primaria (SEMG, SEMERGEN y SEMFYC), conjuntamente con la Federación de Enfermería (FAECAP), Farmacia (SEFAC) y la Sociedad Española para el Estudio del Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías (SOCIDROGALCOHOL) presentan la Guía del Buen Uso de las Benzodiacepinas.
Aumento del uso de benzodiacepinas
Es importante hacer una reflexión en cuanto al buen o mal uso de estas sustancias. En los últimos años se ha observado un paulatino aumento del consumo de hipnosedantes, con una utilización importante y predominante entre el género femenino y con una incorporación preocupante de su uso entre los jóvenes también con una preponderancia femenina.
Hablaríamos de uso o mal uso, bajo la premisa de que no siempre se prescriben o utilizan en indicaciones que requieran este tipo de fármacos o durante un tiempo o posología adecuada.
Prescripciones sin seguimiento
Desde salud mental, neurología, traumatología y atención primaria, o más desde casi todas las especialidades médicas se puede hacer una prescripción que no siempre tiene su control y evaluación posterior, con lo que pueden aparecer problemas de iatrogenia.
Por otro lado, en ocasiones son los propios pacientes los que se automedican, siguiendo el ejemplo del vecino, de un familiar o de una consulta hecha por internet, normalmente utilizando al «Dr. Google».
Vivimos en una sociedad competitiva, estresante y al mismo tiempo con personas que les cuesta enfrentarse a los problemas cotidianos, que no quieren sufrir y que recurren a la química para descansar, quitarse la ansiedad, o para dormir.
Al fin y al cabo, para desconectar de una realidad cotidiana que les agobia. No olvidemos que hay circunstancias en la vida que no son patológicas, sino simplemente situaciones vitales que requieren, en más de una ocasión, una intervención psicológica y farmacológica, pero en otras bastará con una terapia psicológica o educación sanitaria.
No podemos medicalizar a estas personas, porque probablemente, ahí incurrimos en la iatrogenia. Estamos hablando de situaciones que provocan ansiedad, estrés o escenarios de insomnio, y habría que analizar individualmente cuál es el problema, cuáles son las causas, y en principio recurrir a actividades alternativas, relajación, cambio de hábitos de vida.
Dependencia a las benzodiacepinas
En el caso de aparecer un trastorno por uso de benzodiacepinas, una dependencia, habría que hacer un cambio de fármacos o incluso una retirada, pero nunca deberíamos permitir mantener las pautas y dosis más allá de los tiempos y cantidades terapéuticamente establecidas. Y especialmente analizar las circunstancias personales y posibles conflictos antes de medicalizar excesivamente.
Valoraríamos el estilo de vida, la higiene, los alimentos, el ejercicio, las actividades complementarias y otro tipo de terapias que estén contrastadas para tratar la ansiedad o el insomnio, con la idea de hacer un tratamiento más adecuado a cada persona, más allá de solucionar parcial y provisionalmente la sintomatología.
Sabemos que en ocasiones el poco tiempo del que se dispone en las consultas, o el pensar que hay consumos de sustancias o problemas concomitantes que tienen mayor riesgo nos permite mantener ciertas prescripciones y realmente esto sería mantener una inadecuada praxis.
El informe del Relator especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel de vida posible de salud física y mental, promulgado por la Asamblea General de las Naciones Unidas del 28 de marzo de 2017, hace especial hincapié en el riesgo del predominio del modelo biomédico frente otros modelos más integrales de tipo psicosocial.
Al entender que los trastornos de salud mental van más allá del mero «desequilibrio químico», lo que acercaría la salud mental y la física y a la medicina general, ayudando a eliminar progresivamente la estigmatización.
Alternativa terapéutica
Todo ello nos invita a trabajar con un enfoque de los problemas que comprenda distintas alternativas terapéuticas más allá de una solución farmacológica. Entender al enfermo, es entender a la persona. Con ello no pretendemos negar el potencial y utilidad terapéutica de las benzodiacepinas, al contrario, sabiendo de su utilidad, quedarían reservadas para situaciones realmente patológicas de necesidad clínica para cada circunstancia y paciente.
Invitamos pues a un análisis detenido, pormenorizado e individualizado antes del uso de unos fármacos que pueden presentar un potencial adictivo y efectos nocivos en caso de una mala utilización por parte de los pacientes, lo que obligaría a un mayor control en su prescripción y toma.