Una persona puede volverse adicta casi a cualquier cosa. Incluso, es factible que algo tan saludable como el deporte o algo tan abstracto y sanador como la espiritualidad se conviertan en el elemento que atrape la atención de alguien, le despoje del control sobre sus impulsos y consuma su energía causándole serios perjuicios.
No obstante, hay algunas adicciones más frecuentes que otras y sobre las que, quizás, debemos estar más atentos a la hora de prevenir e intervenir a tiempo.
Qué es una adicción?
Adentrarse en el vasto mundo de las adicciones es una tarea que nos permite comprender la complejidad de esta enfermedad. Para identificar y abordar adecuadamente las dependencias, es esencial reconocer sus manifestaciones. Según un artículo publicado en la Revista de Neuro-psiquiatría, las principales son las siguientes:
Malestar: la persona experimenta un gran malestar si se le priva de ese elemento clave de su adicción.
- Falta de control: pese a ser consciente de las consecuencias de esta adicción, la persona no es capaz de abandonarla. Existe un descontrol sobre los impulsos y la conducta que hace que la dependencia se perpetúe.
- Desarrollo de la tolerancia: lo que en un inicio era una actividad placentera y satisfactoria, termina generando tolerancia. Esto implica que cada vez sea necesaria una intensidad mayor para lograr los efectos deseados o evitar sentirse mal.
- Vulnerabilidad: con el tiempo, los comportamientos se vuelven automáticos y se ven disparados por emociones y otros estímulos ambientales. Así, hay un pobre control cognitivo, una falta de conciencia y de autocrítica sobre la situación propia.
- Atención plena en la sustancia: el elemento en sí (una sustancia, conducta o actividad) se convierte en el centro de la vida de la persona, ocupa la mayor parte de sus pensamientos, de su tiempo y de sus energías en detrimento de otros aspectos como las relaciones sociales o el desempeño laboral.
Adicciones más comunes a sustancias
Las adicciones a sustancias son las más conocidas y también las más frecuentes entre la población. Según la encuesta correspondiente al 2020 de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias, las principales son:
Alcohol
Debido a su estatus legal, el alcohol es la sustancia que más casos de adicción acumula. Y esto es, en parte, al fácil y temprano acceso que las personas tienen a él.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el consumo nocivo de alcohol causa más de 3 millones de muertes al año y genera serios problemas de salud y personales.
Además, se estima que la prevalencia de trastornos por consumo de alcohol asciende a casi el 15 % en hombres y más del 5 % en mujeres en la Región de Europa y la Región de las Américas, respectivamente.
Nicotina
Otra sustancia legal que causa graves perjuicios es el tabaco. Además del fácil acceso, los efectos nocivos de la nicotina no son tan perceptibles en el corto plazo, lo que genera una sensación de invulnerabilidad en el consumidor lo cual prolonga la adicción.
Aunque el consumo de tabaco disminuyó en los últimos años, los cigarrillos electrónicos y dispositivos de vapeo aumentaron su popularidad, contribuyendo de modo negativo.
Esta sustancia tiene un alto potencial adictivo, por lo que no es de extrañar que cerca del 8,5 % de la población presente adicción o dependencia de la nicotina (Substance Abuse and Mental Health Services Administration, 2021).
Marihuana
Algunas personas piensan, erróneamente, que la marihuana no conduce a dependencia. Sin embargo, esta actúa sobre el sistema de gratificación y recompensa cerebral liberando dopamina, al igual que lo hacen otras drogas.
De tal modo, el consumo continuado sí genera adicción. Una adicción que, según apunta el sitio web del Plan Nacional Sobre Drogas, aparece entre el 7 % y el 10 % de las personas que lo probaron y en 1 de cada 3 consumidores habituales.
Opioides
La adicción a los opioides afecta al 1-2 % de la población, por lo que no es en exceso alta pero sí preocupante. Y esto se debe a que muchas veces dicha dependencia se genera a raíz de comenzar el consumo de estos analgésicos recetados por vía médica; incluso, a niveles bajos.
La incapacidad para después abandonar la ingesta y las muertes producidas a causa de la misma hacen de esta una situación a tener en cuenta.
Adicciones comportamentales más comunes
Como decíamos, no solo existen las adicciones a sustancias, sino que hay un amplio espectro. Entramos ahora en las denominadas adicciones comportamentales o conductuales; aquellas referentes a actividades o conductas que generan adicción y pérdida de control en la persona.
Internet
El uso problemático de internet creció en los últimos años, dándose en el 3,7 % de la población (cifra aproximada), según datos del Informe Sobre Adicciones Comportamentales 2021.
La adicción a internet impide a la persona disfrutar de una vida funcional y satisfactoria, causando deterioro en sus relaciones, cambios de humor y una necesidad cada vez más frecuente de permanecer conectado.
Niños y adolescentes son, en especial, vulnerables a este respecto, pero personas de cualquier edad pueden desarrollar tal dependencia tecnológica.
Juego
La adicción al juego es la única adicción comportamental que aparece recogida en el DSM-V y afecta un estimado del 1,2 % de la 0.
En este caso, la persona hace un uso continuado de juegos de apuestas (ya sean físicos o virtuales), con la necesidad de jugar cantidades crecientes de dinero; pierde el control y siente malestar si se intenta abandonar tal conducta.
Sexo
La sexualidad es una esfera de gran relevancia en la satisfacción y la autorrealización del ser humano; es también el medio para conectarnos de forma íntima con otras personas.
Así, el sexo se transforma en el centro de los pensamientos y la conducta de la persona, habiendo una incapacidad para detener el comportamiento sexual y serias consecuencias sociales, físicas y psicológicas.
Amor
Por último, no podemos olvidar que entre las adicciones más comunes se encuentra la adicción al amor. Esta se destaca como una necesidad compulsiva de relación, acompañada de obsesión y ansiedad y que persiste pese a las consecuencias negativas.