Una persona puede volverse adicta prácticamente a cualquier cosa. Incluso elementos que, a primera vista, parecen saludables —como el ejercicio físico— o elevadores del bienestar emocional —como la espiritualidad— pueden convertirse en comportamientos compulsivos que roban energía, generan malestar y deterioran la calidad de vida.
Sin embargo, hay adicciones más prevalentes, más invisibles o más normalizadas, y sobre ellas deberíamos centrar nuestra atención cuando hablamos de prevención, detección e intervención temprana.
¿Qué es una adicción?
La adicción es un trastorno complejo y crónico, que va más allá del uso repetido de una sustancia o una conducta. Implica una pérdida de control, una dependencia psicológica y/o física, y una afectación progresiva en la vida personal, emocional, social y profesional.
Según la Asociación Americana de Psiquiatría y recientes informes europeos, las manifestaciones más comunes de una adicción incluyen:
- Malestar al interrumpir el consumo o la conducta: el cuerpo y la mente reaccionan negativamente si no se satisface el impulso.
- Falta de control: la persona no logra reducir o abandonar el consumo, pese a conocer sus consecuencias.
- Tolerancia: necesita cada vez más para sentir el mismo efecto o evitar el malestar.
- Automatismo: el comportamiento se vuelve automático, desencadenado por emociones o estímulos sin plena conciencia.
- Focalización exclusiva: la sustancia o conducta ocupa el centro de la vida, desplazando relaciones, trabajo o salud.
Adicciones a sustancias más comunes
Alcohol
Sigue siendo la sustancia psicoactiva legal con mayor impacto en salud pública.
Según la OMS, el alcohol fue responsable de 2,6 millones de muertes en 2023, y se asocia con más de 200 enfermedades.
La misma organización reitera que no existe un nivel seguro de consumo, ni siquiera bajo la idea del “consumo moderado”.
En Europa y América, los trastornos por consumo de alcohol afectan hasta el 14-15 % de los hombres y más del 6 % de las mujeres, según datos actualizados de la OMS (2024).
Nicotina (tabaco y vapeo)
Aunque el consumo de cigarrillos tradicionales ha disminuido, ha aumentado el uso de vapeadores y cigarrillos electrónicos, especialmente en jóvenes.
La dependencia a la nicotina sigue afectando al 8-9 % de la población, con consecuencias a largo plazo sobre el sistema respiratorio, cardiovascular y neurológico.
Cannabis
El cannabis ha sido legalizado o regulado en varios países, lo que ha generado una percepción errónea de inocuidad. Sin embargo, estudios recientes confirman que 1 de cada 3 consumidores habituales desarrolla síntomas de dependencia.
En España, según el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, entre el 9 % y el 11 % de quienes lo prueban desarrollan una adicción.
Opioides
Aunque su prevalencia es más baja (1-2 %), los opioides son altamente peligrosos debido a su uso médico inicial y su alto poder adictivo.
Desde 2022, ha habido un aumento en la prescripción de opioides menores en España, lo que ha llevado a más casos de dependencia inadvertida.
La OMS sigue alertando del riesgo de muerte por sobredosis, incluso en pacientes con pautas terapéuticas.
Adicciones comportamentales en auge
No todas las adicciones implican sustancias. Las adicciones conductuales han cobrado fuerza en los últimos años, especialmente con la digitalización acelerada y el cambio en los estilos de vida.
Internet y redes sociales
El uso compulsivo de internet afecta al 4-5 % de la población, con mayor incidencia en adolescentes y adultos jóvenes.
La necesidad constante de conexión, validación social y estimulación rápida ha generado un patrón de dependencia que afecta el estado de ánimo, la atención y las relaciones personales.
Juego (ludopatía)
La única adicción comportamental reconocida oficialmente en el DSM-5, afecta al 1,4 % de los adultos, pero ha aumentado en plataformas de juego online y apuestas deportivas.
El juego patológico se caracteriza por la pérdida de control, la necesidad de apostar más y el deterioro emocional y económico.
Sexo compulsivo
Aunque no está formalmente clasificado como trastorno en todos los manuales diagnósticos, se reconoce cada vez más como un patrón adictivo cuando hay:
- Búsqueda compulsiva de relaciones o estímulos sexuales.
- Incapacidad para controlar la conducta.
- Deterioro en otras áreas de la vida.
Afecta tanto a hombres como a mujeres, y está asociado con baja autoestima, trauma previo y disfunción relacional.
Adicción al amor o a las relaciones
Se caracteriza por una necesidad obsesiva de vincularse emocionalmente, miedo al abandono, ansiedad, idealización del otro y permanencia en relaciones tóxicas.
Este tipo de adicción afecta especialmente a personas con historial de dependencia emocional, y se puede manifestar con síntomas similares a otras adicciones: ansiedad, impulsividad, abstinencia emocional y recaídas.
En 2025, las adicciones siguen siendo un problema de salud global que evoluciona con la sociedad: cambian las formas, las sustancias y los contextos, pero se mantiene el mismo núcleo de sufrimiento humano.
Reconocerlas no es exagerar. Prevenirlas no es prohibir. Y tratarlas no es una opción: es una necesidad.
Desde los centros especializados, es fundamental continuar educando, interviniendo y ofreciendo acompañamiento profesional y humano a quienes lo necesitan.
