En este momento estás viendo No dejes que el hábito se convierta en adicción: redescubriendo nuestra relación con las sustancias

No dejes que el hábito se convierta en adicción: redescubriendo nuestra relación con las sustancias

Cada día, sin darnos cuenta, tejemos en nuestra rutina hábitos que pueden derivar en consumo problemático de sustancias —alcohol, nicotina, psicofármacos, cafeína…— y subestimamos los riesgos que entrañan. ¡Es hora de repensar esos gestos cotidianos que creemos “inofensivos”!

1. Mitos que conviene derribar

  • “Tomar una copa de vino con la cena es saludable”
    Aunque hay estudios que apuntan a posibles beneficios de ciertos componentes del vino, el consumo habitual puede pasar de “social” a “necesario” sin darnos cuenta.
  • “Mi médico me recetó pastillas para dormir, y sin ellas no descanso”
    La tolerancia se acumula: al principio la dosis inicial basta, pero con el tiempo el cuerpo exige más para lograr el mismo efecto.
  • “Me fumo un peta tras cenar para relajarme; al menos no es tabaco”
    Sustancia distinta no implica menor riesgo. La dependencia psicológica y física puede instalarse igual de sutilmente.

Estos razonamientos suelen partir de la falsa idea de que “no soy adicto si no lo hago a diario”. Sin embargo, la frecuencia y la cantidad no son los únicos indicadores: lo crucial es cómo el consumo interfiere en nuestra vida y en nuestra voluntad.

2. ¿Qué convierte un hábito en adicción?

  1. Obsesión mental: cuando el pensamiento sobre la sustancia se impone a otras prioridades, incluso sabiendo que puede generarnos problemas.
  2. Pérdida de control: los intentos de moderar o detener el consumo fracasan una y otra vez, pese a las buenas intenciones.
  3. Efectos contraproducentes: deja de generar placer o alivio; en su lugar, aparecen ansiedad, irritabilidad o malestar físico si no consumimos.

“Si al pensar en recortar mi consumo ya empiezo a angustiarme, probablemente sea el momento de pedir ayuda.”

3. Señales de alarma tempranas

Aumenta tu dosis para lograr el mismo “beneficio” (insomnio, ansiedad…).

  • Te sientes incapaz de disfrutar momentos sin la sustancia.
  • Notas grietas en tus relaciones laborales, familiares o sociales y tiendes a minimizarlas.
  • Empiezas a justificar el consumo: “me ayuda”, “lo merezco”, “sin ello no puedo”.

Reconocer estos signos es el primer paso para frenar un proceso que, de no abordarse, suele intensificarse con el tiempo.

4. Estrategias de prevención y autocuidado

  • Autoevaluación periódica: reserva 5 minutos cada semana para preguntarte:
    • ¿Para qué recurro a esta sustancia?
    • ¿Qué perdí o sacrifiqué la última vez que la tomé?
  • Técnicas de manejo del estrés: meditación, ejercicio, respiración consciente o aficiones creativas que reemplacen el “copazo” o la “pastilla” como válvula de escape.
  • Apoyo social y grupos de acompañamiento: compartir experiencias con personas que se plantean metas similares fortalece la motivación.
  • Límites claros: define y respeta reglas personales (días sin consumo, dosis máximas, contextos permitidos).

5. ¿Y si ya es un problema?

  1. Admite la dificultad: negar o minimizar agrava la situación.
  2. Busca ayuda profesional: psicoterapia, consultas médicas especializadas y programas de desintoxicación cuando sea necesario.
  3. Construye una red de soporte: familia, amistades, grupos de autoayuda.
  4. Reemplaza hábitos: introduce actividades placenteras y saludables que ocupen el espacio de la sustancia.

Recordatorio clave: la adicción no es un fallo de carácter, sino una condición que afecta al cerebro y la conducta. Con tratamiento adecuado y un entorno de sostén, la recuperación es posible.

Es imprescindible mirar con honestidad nuestra relación diaria con el alcohol, los fármacos y otras sustancias. Un gesto inocente puede convertirse en la antesala de un problema crónico. Si sientes que el control se te escapa, no esperes: actúa ya, confía en los especialistas y en tus seres queridos, y apuesta por hábitos que te nutran en vez de dañarte. ¡Tu bienestar merece esa prioridad!