Un estudio llevado a cabo por diferentes investigadores de la Universidad de Oxford en el que recabaron datos de un total de 245.000 adultos británicos concluye que las bebidas alcohólicas afectan directamente a los telómeros, que son secuencias repetitivas de ADN dispuestas en los extremos de los cromosomas.
La longitud de los telómeros está asociada con la longevidad. Por tanto, a medida que envejecemos, nuestros telómeros se acortan de forma natural. Sin embargo, beber alcohol hace que envejezcamos más rápidamente, por lo que el consumo de alcohol hace que los telómeros se reduzcan de forma más veloz.
Los expertos explican que, si el proceso de acortamiento de los telómeros se acelera, existe más riesgo de padecer algunas enfermedades como cáncer o desarrollar alzhéimer, por lo que, si se bebe mucho alcohol, aumenta el riesgo de enfermar de alguna de estas patologías.
Desde los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) recuerdan que beber en exceso incluye los atracones de alcohol, beber mucho o cualquier consumo de alcohol por parte de mujeres embarazadas o personas menores de 21 años.
Concretamente beber demasiado alcohol en mujeres significa consumir 8 o más tragos a la semana, y, en los hombres, 15 o más.
Beber cualquier cantidad de alcohol, aunque sea mínima, siempre será peor que no beber nada, por lo que aconsejan a las personas que no beben alcohol que no comiencen a hacerlo, y a las que ya lo hacen, que disminuyan al máximo su consumo.