Expertos en drogas han puesto de relieve el «escalofriante» aumento del consumo de analgésicos opiáceos que crean problemas adicción y han pedido poner el foco en ello a la hora de abordar el problema de las adicciones. Así lo han manifestado durante la jornada «El futuro del abordaje de las adicciones», constituída por la Organización Médica Colegial (OMC).
«Las abuelitas del optalidón son nuestras madres y nuestras tías del orfidal de ahora», ha asegurado el doctor Gregorio Martín, asesor de Cruz Roja y presidente honorífico de la Sociedad Española de Patología Dual. Según Martín, el abordaje de la adicción a los psicofármacos no debe realizarse solo desde el punto de vista de las personas que los consumen, «sino que hay que hacer una sensibilización importantísima porque hay una responsabilidad» de los profesionales sanitarios.
Serafín Romero, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), ha alertado del excesivo consumo de psicofármacos y que se puede estar llegando tarde a estas adicciones, al igual que en el caso de la ludopatía, que está aumentando entre los jóvenes a través del juego «online».
La presidenta de la comisión mixta ha asegurado que «estamos decididos a que esta vez el proyecto de ley ‘Menores sin Alcohol’ salga adelante, porque lo demanda la sociedad» y ha explicado que la hoja de ruta será el informe de la ponencia que se está elaborando en el seno de esa comisión. Quintanilla ha señalado que el proyecto de ley debe abordar la prevención, la educación y poner en marcha medidas que permitan «sacar a nuestros menores del consumo masivo de alcohol los fines de semana» y evitar que vayan al chino a comprar.
A su juicio, los padres disponen de pocas herramientas para luchar contra la permisividad y el consumo de alcohol por parte de sus hijos, por lo que hay dotarles de más instrumentos y «dejarles claro» que la adicción al alcohol de los adolescentes es «tremendamente grave y puede ser tremendamente peligroso». En el mismo sentido, el portavoz socialista, José Martínez Olmos, ha dicho que hay que insistir en que el consumo en menores produce deterioro de la maduración neuronal y tiene consecuencias para su salud.