La combinación de alcohol y drogas al volante en nuestro país no tiene nada de novedoso, es un problema prácticamente tan viejo como la existencia del automóvil, pues culturalmente hablando, es algo muy arraigado en nuestra sociedad. En los últimos años el consumo al volante se ha ido reduciendo, en parte por una legislación más dura y el carné por puntos.
Sin embargo, sigue existiendo un colectivo que pone en peligro a los demás y a sí mismos porque siguen bebiendo y/o consumiendo drogas, y siguen conduciendo. No hablamos de los consumidores ocasionales o recreacionales, sino a aquellos que tienen un problema de dependencia y no pueden dejar de hacerlo. Esa gente sigue renovando el carné, les pillen o no les pillen.
La actual legislación ya contempla esto en el Reglamento General de Conductores, concretamente en el Anexo IV.11:
«Serán objeto de atención especial los trastornos de dependencia, abuso o trastornos inducidos por cualquier tipo de sustancia. En los casos en que se presenten antecedentes de dependencia o abuso, se podrá obtener o prorrogar el permiso o licencia de conducción siempre que la situación de dependencia o abuso se haya extinguido tras un período demostrado de abstinencia y no existan secuelas irreversibles que supongan riesgo para la seguridad vial. Para garantizar estos extremos se requerirá un dictamen favorable de un psiquiatra, de un psicólogo, o de ambos, dependiendo del tipo de trastorno.»
¿Cuál es el problema? Para demostrar la ausencia de adicción, se tienen que tomar muestras de sangre en el momento de la renovación del permiso, lo que en la práctica no se está haciendo. Por lo tanto, ahí existe un hueco que una nueva regulación habrá de solucionar.
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y el director de la DGT, Gregorio Serrano, van a impulsar el mes que viene los trámites para promover una actualización legal que impida a esos conductores dependientes obtener el permiso renovado hasta que superen su adicción con ayuda de profesionales. La norma podría estar lista este año si los grupos políticos se ponen de acuerdo.
Bajo el sistema actual, la única forma de retirar de la circulación a los conductores que combinan alcohol o drogas con el volante es que les sorprendan en controles tras tener un accidente o de forma aleatoria. Los positivos en alcohol detraen puntos, y al extinguir el saldo, se puede producir una retirada del carné. En los casos más graves puede ser un delito, por conducir con el saldo de puntos agotado, o por pasarse de largo de los límites legales.